¡La movilidad urbana sostenible es un gran desafío para las ciudades europeas!

La movilidad urbana sostenible se ha convertido en un gran desafío para las grandes ciudades europeas, quienes buscan reducir la contaminación del aire, la congestión y las emisiones de gas de efecto invernadero.

Además del impacto climático, la contaminación tiene un costo importante para las ciudades y los países. La contaminación asociada al transporte tiene un costo estimado de 1 276 € al año por cada habitante en Europa, haciendo que los habitantes con bajo poder adquisitivo sean afectados de manera desproporcionada.

De cara a esta problemática, las ciudades europeas cuentan con medidas ambiciosas y, en ocasiones, bastante drásticas para reducir su huella de carbono.

En este artículo, presentamos los horizontes de las soluciones implementadas en Madrid, Hamburgo, Roma, Londres y Paris. Algunos ejes son comunes, pero el compromiso de las ciudades varía en diferentes aspectos. Nos centraremos particularmente a las acciones ligadas a la movilidad urbana y los transportes.

Madrid,

Madrid ha instaurado una zona de bajas emisiones llamada “Madrid Central” que restringe el acceso de los vehículos más contaminantes al centro de la ciudad. Esta medida tiene como objetivo desalentar el uso de vehículos contaminantes y promover modos de transporte más limpios como los transportes públicos y los vehículos eléctricos.

En paralelo, la ciudad invierte masivamente en el desarrollo de los transportes públicos. La expansión de la red del metro y la introducción de una flota de autobuses eléctricos contribuyen a reducir las emisiones de CO2 y ofrecen alternativas sustentables a los desplazamientos en coches.

Además, la ciudad de Madrid ha creado iniciativas de sensibilización e incitación para alentar a los ciudadanos a adoptar los modos de transporte menos contaminantes. Campañas de comunicación son organizadas para promover las ventajas de transportes públicos y bicicletas (ej. El servicio gratuito de BiciMad de enero a julio 2023), al igual que las incitaciones financieras ofrecidas por la compra de vehículos limpios.

Aunque los desafíos continúan, especialmente en lo que concierne la congestión y la calidad de aire en las áreas periféricas de la ciudad, el compromiso de la ciudad de Madrid en la movilidad urbana sostenible ha mostrado resultados significativos en términos de la reducción de emisiones y la mejora de la calidad del aire, esto posiciona a la ciudad como una de las pioneras en términos de la movilidad urbana sostenible en Europa.

Hamburgo,

Hamburgo es conocido por su política de movilidad sostenible. En 2008, se convirtió en la primera ciudad alemana en implementar una ZBE, llamada “Umweltzone”. Esta medida reglamenta el acceso de los vehículos más contaminantes, en particular aquellos que no respetan las normas de emisión europeas.

Hamburgo ha desarrollado una red de transporte público eficaz, contiene el metro, autobuses eléctricos y enlaces ferroviarios regionales. Además, la ciudad fomenta el uso de bicicletas mediante ciclovías seguras y poniendo a disposición bicicletas de autoservicio.

Hamburgo fue seleccionado como la ciudad piloto de Maloia (servicio de viajes compartidos que se caracteriza por ofrecer transporte eléctrico compartido y viajes directos sin escalas) por su compromiso con la movilidad urbana sostenible. El servicio ha estado experimentando un amplio crecimiento y es bien recibido por los residentes de la ciudad, brindando una alternativa conveniente y eficiente al viaje individual en vehículo.

El objetivo de Moia es reducir la congestión y las emisiones de CO2 al alentar los viajes compartidos al igual que ofrecer una alternativa práctica y respetuosa del medio ambiente al vehículo individual. Los vehículos Moia están equipados de tecnologías avanzadas para optimizar los trayectos y minimizar los tiempos de espera de los pasajeros.

Las políticas de movilidad urbana de Hamburgo han contribuido a una reducción de emisiones de CO2 y a una mejora de la calidad del aire. Sin embargo, ciertos desafíos persisten en términos de congestión en ciertas partes de la ciudad.

Roma,

Roma alienta la utilización de transporte público al investir en la expansión y mejora de la red del metro, tranvías y autobuses que ofrecen alternativas a los vehículos individuales.

Roma pone un acento en la utilización de la bicicleta como medio de transporte. Las ciclovías están distribuidas en toda la ciudad, facilitando los desplazamientos en bicicleta y reduciendo las emisiones de CO2. Además, los sistemas de bicicletas en autoservicio compartido están disponibles para motivar a los habitantes y los visitantes a utilizar los modos de transporte más respetuosos del medio ambiente.

Paralelamente, la ciudad pone a disposición medidas restrictivas para desalentar el uso de vehículos contaminantes. Las zonas de bajas emisiones, o « zone a Traffico Limitato” (ZTL), se han establecido en ciertas partes de la ciudad, donde sólo los vehículos limpios están autorizados a circular.

Por otro lado, Roma se compromete en la publicidad de la movilidad eléctrica. Estaciones de vehículos eléctricos son instaladas alrededor de la ciudad, motivando a la transición hacia medios de transporte más limpios.

En su conjunto, Roma adopta un acercamiento proactivo en materia de movilidad urbana sostenible para responder a los problemas que presenta la descarbonización. Los inversiones en el transporte en común, las infraestructuras para bicicletas, las medidas restrictivas y la promoción de la movilidad eléctrica contribuyen a hacer de Roma una ciudad más respetuosa del medio ambiente y se aproxima a un avenir más durable.

Londres,

Una de las iniciativas más emblemáticas de Londres es la introducción de la “Congestion Charge”, una redistribución para los vehículos circulando en la zona central de la ciudad durante las horas punta. Esta política restrictiva tiene como objetivo desalentar la utilización de vehículos individuales y a reducir la congestión, las emisiones de gas de efecto invernadero y la contaminación atmosférica.

Por otro lado, la ciudad ha establecido una zona a bajas emisiones llamada “Ultra Low Emission Zone” (ULEZ), donde los vehículos que no responden a ciertas normas de emisión deben pagar un peaje suplementario. Estas medidas tienen el doble impacto de reducir las emisiones de contaminantes atmosféricos así como impulsar la utilización de vehículos más limpios.

Además, estas acciones han aportado 226 M£ en 2022, lo que representa 260 millones de euros para la ciudad, lo que ha permitido nuevas inversiones.

La ciudad fomenta activamente el uso del transporte público, con una amplia red de autobuses y servicios de metro y tren. Además, Londres ha introducido bicicletas de autoservicio, conocidas como Santander Cycles, para fomentar el uso de la bicicleta.

Londres también está promoviendo la movilidad eléctrica mediante el desarrollo de una red de puntos de recarga para vehículos eléctricos. Existen incentivos financieros para la compra de vehículos eléctricos e híbridos enchufables.

En general, Londres está a la vanguardia de las iniciativas de movilidad urbana sostenible, con políticas punitivas, zonas de bajas emisiones, incentivos financieros y mejoras de la red de transporte público. Estas medidas están contribuyendo a crear una ciudad más respetuosa con el medio ambiente y a fomentar la transición hacia una movilidad más limpia y sostenible.

París,

París ha puesto en marcha una serie de iniciativas para fomentar el uso del transporte público. La red de metro, autobús y tranvía es amplia y está bien desarrollada, lo que ofrece opciones de viaje eficientes y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la ciudad lleva muchos años fomentando el uso de la bicicleta mediante la introducción de un sistema de autoservicio de bicicletas llamado «Vélib».

La ciudad también ha puesto en marcha un ambicioso programa llamado «Plan Vélo», destinado a desarrollar la infraestructura ciclista, hacer las rutas más seguras para los ciclistas y fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte diario.

La política de movilidad urbana de París también ha visto la introducción de la «Zona de Bajas Emisiones» (del francés ZFE), una medida restrictiva que limita el acceso de los vehículos más contaminantes a determinadas zonas de la ciudad. La ciudad también ha reducido el límite de velocidad en la carretera de circunvalación a 70 km/h e incluso se está planteando reducirlo a 50 km/h.

Además, la ciudad ha introducido incentivos financieros para promover la movilidad eléctrica, como subvenciones para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de estaciones de recarga.

El compromiso de París con la movilidad urbana sostenible se ha traducido en mejoras significativas en términos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de mejora de la calidad del aire, aunque siguen existiendo retos en relación con la congestión, la concienciación ciudadana sobre los beneficios del transporte sostenible y la gestión de la convivencia de todos los usuarios de la vía pública.

En conclusión, grandes ciudades europeas como Madrid, Roma, París, Hamburgo y Londres han tomado medidas significativas para promover la movilidad urbana sostenible. Cada una de estas ciudades ha adoptado políticas específicas para reducir las emisiones de CO2, mejorar la calidad del aire y fomentar el transporte sostenible. Sin embargo, es importante señalar que las repercusiones y las ambiciones pueden variar en función de las características específicas de cada ciudad.

Europa en su conjunto sigue apoyando grandes proyectos para fomentar una movilidad urbana más sostenible. Iniciativas como la prohibición de los coches de combustión, la ampliación de las infraestructuras para bicicletas y transporte público y el desarrollo de puntos de recarga para vehículos eléctricos reflejan el compromiso a largo plazo con la descarbonización y un futuro más limpio para las grandes ciudades europeas.

Nextérité apoya a las ciudades europeas en sus esfuerzos por reducir las emisiones de carbono aportando soluciones de movilidad multimodal optimizadas tanto para las ciudades como para sus usuarios. Nextérité apoya a las ciudades europeas en sus esfuerzos por reducir las emisiones de carbono aportando soluciones de movilidad multimodal optimizadas tanto para las ciudades como para sus usuarios.